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miércoles, 12 de junio de 2013

Cómo utilizar una brújula

La brújula es, después del mapa, el elemento más importante para ser capaz de orientarse en un territorio desconocido. Su funcionamiento se basa en la atracción magnética que ejerce la Tierra sobre los objetos imantados, de forma que la aguja (imantada), siempre indique la dirección del norte magnético. Las brújulas constan de dos partes fundamentales:
-Base: es una pieza normalmente rectangular, de plástico transparente, con reglas o escalas en sus bordes, la más común en mapas de orientación (1:15.000). En la base también puede haber una lupa y una flecha roja ("flecha de dirección"), la cual marca el rumbo a seguir, si manipulamos la brújula con corrección.
-Limbo: Está colocado sobre la base, es una pieza circular giratoria. Está graduado en 360 grados dentro de los cuales están incluidos los cuatro puntos cardinales, también tiene líneas norte-sur, una flecha para utilizar como norte, y por supuesto la aguja imantada que siempre señala al norte (su parte roja).



Manejo de la brújula, pasos a seguir:

Elegimos una ruta en el mapa, colocamos un canto de la brújula o una línea de dirección desde donde estamos hasta donde queremos ir uniendo los puntos de la misma una recta de rumbo, Sin mover la base de la brújula, giramos el limbo hasta hacer coincidir las líneas norte sur del limbo con las del mapa (ponerlas paralelas), eso sí, siempre con la flecha norte del limbo apuntando hacia el norte del mapa. Separamos la brújula del mapa, la tomamos en la mano, la mantenemos horizontal y nos giramos hasta que el norte del limbo coincida con el norte de la aguja imantada. Manteniendo esta orientación, la regla de dirección de la base, es la que nos marca el rumbo a seguir.