La brújula es, después del mapa, el elemento más
importante para ser capaz de orientarse en un territorio desconocido. Su
funcionamiento se basa en la atracción magnética que ejerce la Tierra sobre los
objetos imantados, de forma que la aguja (imantada), siempre indique la
dirección del norte magnético. Las brújulas constan de dos partes
fundamentales:
-Base: es una pieza normalmente rectangular, de
plástico transparente, con reglas o escalas en sus bordes, la más común en
mapas de orientación (1:15.000). En la base también puede haber una lupa y una
flecha roja ("flecha de dirección"), la cual marca el rumbo a seguir,
si manipulamos la brújula con corrección.
-Limbo: Está colocado sobre la base, es una pieza
circular giratoria. Está graduado en 360 grados dentro de los cuales están
incluidos los cuatro puntos cardinales, también tiene líneas norte-sur, una
flecha para utilizar como norte, y por supuesto la aguja imantada que siempre
señala al norte (su parte roja).
Manejo de la brújula, pasos a seguir:
Elegimos una ruta en el mapa, colocamos un canto
de la brújula o una línea de dirección desde donde estamos hasta donde queremos
ir uniendo los puntos de la misma una recta de rumbo, Sin mover la base de la
brújula, giramos el limbo hasta hacer coincidir las líneas norte sur del limbo
con las del mapa (ponerlas paralelas), eso sí, siempre con la flecha norte del
limbo apuntando hacia el norte del mapa. Separamos la brújula del mapa, la
tomamos en la mano, la mantenemos horizontal y nos giramos hasta que el norte
del limbo coincida con el norte de la aguja imantada. Manteniendo esta
orientación, la regla de dirección de la base, es la que nos marca el rumbo a
seguir.
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